La España de los cantones - Capítulo 16

¿Dónde vas Alfonso XII?

"Por virtud de la espontánea y solemne abdicación de mi augusta madre, tan generosa como infortunada, soy el único representante del derecho monárquico en España. Huérfana la nación ahora de todo derecho público y privada de sus libertades. Afortunadamente la monarquía hereditaria y constitucional posee en sus principios la necesaria flexibilidad para que todos los problemas que traiga su restablecimiento consigo sean resueltos. Por mi parte, debo al infortunio estar en contacto con los hombres y las cosas de la Europa moderna, y si en ella no alcanza España una posición digna de su historia culpa mía no será ahora ni nunca. Sea lo que quiera mi propia suerte, ni dejaré de ser buen español, ni buen católico, ni, como hombre del siglo, verdaderamente liberal".

En este extracto del llamado Manifiesto de Sandhurst, el príncipe Alfonso de solo 17 años de edad, se presenta al pueblo como buen español, católico y liberal. En realidad, todo el mundo cree que fue redactado por Antonio Cánovas del Castillo, dirigente del partido conservador y quien sería el principal artífice en la restauración monárquica. Su madre, Isabel II, ya había abdicado en él en 1870, poco después de ser exiliada en Paris, por lo que, de llevarse a cabo la restauración de la monarquía, Alfonso era el heredero legítimo. Cánovas ya había propuesto, durante la reunión que el general Pavia había tenido con todo los partidos, la vuelta de Alfonso. Pero finalmente se eligió a Francisco Serrano, que haría las veces de presidente del poder ejecutivo de una república que realmente terminó como una dictadura.

En Valencia, Alfonso tiene sus incondicionales (los llamados alfonsinos) que están en contacto con el general Martínez Campos. A mediados de diciembre le envían un telegrama con el siguiente mensaje en clave: Naranjas en condiciones. Lo cual quería decir que todo estaba listo y le esperaban para que se pusiera al frente de un levantamiento que traería a Alfonso a España. El 27 de diciembre, Martinez Campos sale de Madrid hacia Sagunto. A él se le une el general brigada Luis Dabán, que vino desde Castellón. En Valencia, la noticia del levantamiento fue recibida con muestras de júbilo. El general Jovellar, jefe del ejército del centro, al ser telegrafiado e informado de lo que estaba ocurriendo, contestó que se unía al levantamiento. Lo mismo hicieron los demás generales a lo largo y ancho de la península, por lo que el pronunciamiento del general Martínez Campos no obtuvo ninguna resistencia.


Solamente Francisco Serrano, como presidente del ejecutivo, se opuso al levantamiento. Pero ya nada tenía que hacer. El general Fernando Primo de Rivera convocó un consejo de ministros para informarles que el ejército de Madrid se había adherido al pronunciamiento. Acto seguido, después de protestar, los ministros se retiraron. Primo de Rivera queda como encargado de todos los poderes y más tarde, el 31 de diciembre, constituye un gobierno provisional dirigido por Antonio Cánovas. Ahora sí, la república llegaba oficialmente a su fin.


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