La España de los cantones - Capítulo 4

Ilustración de la revista La Flaca, 28 de marzo de 1873

Un rey se va, una república viene 

A todo lo anterior hay que añadir los enfrentamientos internos entre políticos radicales, progresistas, republicanos… y un sinfín de problemas más, que hacen que Amadeo no se sienta con fuerzas para seguir al frente de un país ingobernable. Mucho menos, después de sufrir un intento de asesinato contra su persona el 19 de julio de 1872. «No entiendo nada, esto es una jaula de locos». -declararía más tarde. Y finalmente, el 11 de febrero de 1873, el rey abdica. Se había preparado un buen discurso, que leyó su mujer María Victoria, quizás porque él no pronunciaba demasiado bien el español.

«Grande fue la honra que merecí a la Nación española eligiéndome para ocupar su Trono…»


Nada más conocerse la noticia de la abdicación, varios grupos de federales armados rodearon el Congreso pidiendo la proclamación de la República. Estanislao Figueras salió a una ventana para calmarlos:

«Saldremos de aquí con la República triunfante, o muertos.»

La respuesta fue que, si antes de las 6 de la tarde de ese mismo día no se proclamaba la República Federal, se levantarían en armas. Se dice que detrás de aquellas amenazas estaba el general Contreras. Tuvo que ser la Milicia Nacional quien los dispersara. A aquellas presiones se añadieron las de los catalanes que enviaron un telegrama anunciando una revuelta y la proclamación de un Estado Catalán si la república no era aprobada. Aquella situación no hizo sino desbordar al congreso, que en un principio pretendía solo formar un gobierno provisional.

Estanislao Figueras se dirige a la multitud agrupada en los alrededores del congreso.


La idea de buscar un nuevo rey fue descartada, y violando la Constitución, los senadores se reunieron en el Congreso en "asamblea nacional soberana" y se proclamó la República. A favor votaron 258 diputados, en contra lo hicieron 38. No hubo un referéndum donde participara el pueblo. El propio Francisco Pi i Margall declaraba lo siguiente:

«Es verdad que la República no había nacido de combates ni de tumultos, pero no lo es menos que tampoco debía a la ley su origen.»

En sesión permanente, a continuación, eligieron como presidente del Poder Ejecutivo, que incluía la jefatura del Estado y la del Gobierno, al abogado catalán Estanislao Figueras, del partido de Rivero.

El 16 de febrero, el periódico catalán La Campana de Gracia hacía este eufórico anuncio:

«¡Ya la tenemos! ¡Ya la tenemos, ciudadanos! El trono ha caído para siempre en España. Ya no habrá otro rey que el pueblo, ni más forma de gobierno que la justa, santa y noble República Federal. ¡Republicanos españoles! En estos momentos solemnes de los que depende la vida de las naciones, es cuando se conocen a los hombres y es cuando se conocen a los pueblos. Damos nuestro apoyo moral a los hombres a los que hemos dado nuestros aplausos, a quienes hemos hecho objeto de nuestro entusiasmo. ¡Pongámonos a sus órdenes, bajo la bandera de nuestros principios inmaculados e íntegros, y derribemos cuantos obstáculos se presenten, para erigir definitivamente en España el templo del derecho, de la justicia, de la moralidad y de la honra, que es el de la República Democrática Federal!»

Publicar un comentario

0 Comentarios