La España de los cantones - Capítulo 2


El levantamiento de “la Gloriosa” y el exilio de Isabel

En medio de políticos que aprovechaban para hacer y deshacer a su antojo fue fácilmente manipulable. No obstante, España creció, se industrializó y se pusieron en marcha los primeros ferrocarriles, pero a costa del enriquecimiento de unos pocos, mientras la clase baja del país era cada día más baja. A mediados de la década de 1860, el descontento contra el régimen monárquico de Isabel II era patente. El 28 de septiembre de 1868 se produce un nuevo levantamiento que llamaron “la Gloriosa”, encabezado por los generales Prim, Serrano y el almirante Topete. Un levantamiento que contó con gran apoyo popular, donde todos cantaban el himno de Riego y gritaban ¡Mueran los Borbones! Isabel tuvo que abandonar España en tren desde San Sebastián, donde veraneaba, y exiliarse en Francia

A partir del triunfo de la revolución y durante seis años conocidos como el Sexenio Democrático (1868–1874) se intentará crear en España un nuevo sistema de gobierno. La coalición de liberales, moderados y republicanos se enfrentaba a la tarea de encontrar un mejor gobierno que sustituyera al de Isabel. Al principio las Cortes rechazaron la creación de una república. La búsqueda de un rey apropiado demostró finalmente ser más que problemática para las Cortes. Juan Prim, el eterno rebelde contra los gobiernos isabelinos, fue nombrado dirigente del gobierno en 1869 y el general Serrano seria regente, y suya es la frase:

«¡Encontrar a un rey democrático en Europa es tan difícil como encontrar un ateo en el cielo!»

Muchos fueron los que propusieron a Alfonso, el hijo de Isabel, que todavía era muy joven. Pero la sospecha de que éste podría ser fácilmente manipulado por su madre y que podría repetir los mismos errores, hizo que fuera dejado de lado como candidato. Entonces Juan Prim ofreció la corona a Amadeo, duque de Aosta, segundo hijo de Víctor Manuel II de Italia.



Prim y el nuevo rey

Juan Prim y Prats tuvo una intensa vida militar y política. Comenzando desde abajo, desde cero, pues era hijo de un notario catalán e ingresó en el ejército como soldado raso. Fue en 1834, durante la primera guerra carlista. Ingresó de la mano de su padre en la compañía que formaba parte del primer batallón isabelino de Cataluña, es decir, de los que combatían de parte de Isabel II. Ni él mismo imaginaba que sería quien derrocaría a la reina 34 años más tarde. Tenía solo 19 años. Pero no tardó el joven Prim en dar muestras de valor en el campo de batalla. Un años más tarde ya era teniente.

En 1836 se desató una sublevación que llamaron motín de La Granja o motín de los sargentos. El nombre viene porque durante la regencia de la viuda María Cristina de Borbón, los sargentos de la guardia real del palacio de La Granja de San Ildefonso, en Segovia, obligaron a María Cristina, que se encontraba allí con Isabel, de solo cinco años, a que volviera a poner en vigor la constitución de 1812. Junto a la rebelión de La Granja, hubo revueltas por todo el país, especialmente en Zaragoza, Barcelona y Málaga. A partir de ese momento, la revolución liberal en España no tendría vuelta atrás. Los liberales se habían dividido en moderados y progresistas; Prim se adhirió a los progresistas en 1840. Las circunstancias llevaron a Juan Prim a buscar un rey, y después de dar muchas vueltas a algunos candidatos, le ofreció la corona a Amadeo. Era la segunda vez que lo hacía ¿cómo estarían las cosas por España para que la primera vez la rechazara? Y aun así, esta vez puso como condición la conformidad de las principales potencias europeas. Una vez conseguida esta conformidad, Amadeo aceptó. El 26 de noviembre de 1870 se procedió en el parlamento a la votación para la elección del nuevo rey. El resultado fue el siguiente:

• 191 a favor de Amadeo de Saboya 
• 60 por la República federal 
• 27 por el duque de Montpensier 
• 8 por el general Espartero 
• 2 por la República unitaria 
• 2 por Alfonso de Borbón 
• 1 por una República indefinida 
• 1 por María Luisa Fernanda, hermana de Isabel II 
• 19 papeletas en blanco

Por consiguiente, Amadeo era elegido rey de España como Amadeo I. Fue el primer rey de España elegido en un Parlamento, lo que para los monárquicos de toda la vida suponía una grave afrenta. Contó con el rechazo de carlistas y republicanos; tampoco recibió el apoyo de la aristocracia borbónica, que lo veía como un intruso extranjero. El pueblo tampoco lo veía con buenos ojos, por su escaso don de gentes y dificultad para aprender el idioma español.

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