La armada invencible 13. La última aventura de Drake

Isabel I pasó a la historia como la reina virgen, pero por otro lado, según cuentan, de virgen nada de nada. A sus 56 años, Isabel se sentía halagada con la compañía de un joven de 23. Robert Devereux, conde de Essex, recibió una gran reprimenda por haberse embarcado con Drake a pesar de que ella se lo había prohibido tajantemente. Pero enseguida le perdonó. Robert era sobrino de Ana Bolena, la esposa de Enrique VIII, y había realizado una brillante carrera militar. Ahora era consejero de la reina, pero se cuenta que pasaba demasiadas noches acompañándola. Fue advertido por sus más allegados de que no le convenía seguir con la situación, pues Isabel terminaría cansándose de él y eso le perjudicaría.
Y así fue, porque Isabel terminó nombrando otro consejero. Por lo visto, Isabel y Robert llegaron incluso a las manos y la reina le arañó el rostro y le retorció una oreja. Robert desenvainó la espada y tuvo que ser contenido por los que habían escuchado los gritos. Años más tarde Robert fue acusado de conspirar contra la reina y fue condenado a ser decapitado en la torre de Londres. Pero en aquel momento se encontraba allí con ella, deleitándola con sus zalamerías. Y casi se molestó cuando le anunciaron que Francis Drake se encontraba esperándola, a pesar de que ella le había citado.

Isabel había estado dándole vueltas a la idea que hacía unos meses le había propuesto Drake: una operación contra la América Española. Inglaterra no levantaba cabeza en su guerra contra España. El desastre de la operación contra La Coruña y Lisboa había dejado las arcas reales con telarañas y lo mejor era aprovechar los recursos existentes en un ingenioso plan que aportara grandes beneficios. Drake se instalaría en Panamá, que sería su base de operaciones. Desde allí pondría en jaque los dominios españoles hostigando sin cesar todo cuanto barco navegara por el Caribe. Isabel pensó que era una buena idea, pues si algo sabía hacer bien aquel pirata era eso, hacer de pirata. No obstante, tendría que compartir la misión con otro gran marino, John Hawkins, y con el militar Thomas Baskerville, como responsable de las tropas de tierra. A Drake no le entusiasmó la idea de compartir el mando, pues ponía de relieve que la reina no confiaba plenamente en él, pero no le quedó otra que aceptar o quedar para siempre como guardacostas, que era en lo que lo habían empleado los últimos años. El 7 de septiembre de 1595 la escuadra inglesa partía de Plymouth con 6 galeones y otras 20 embarcaciones de diversos tamaños. A bordo van 1.500 marinos y 3.000 soldados. No era una gran flota, pero era la mayor que se enviaba a tierras americanas hasta el momento y suficiente para las operaciones de piratería que pensaba realizar Drake. La primera parada sería en las Islas Canarias. Allí se aprovisionarían de víveres para seguir antes de continuar el viaje. Drake piensa sacar algo más que víveres de las islas, Hawkins no es demasiado partidario del ataque y piensa que deben aprovisionarse únicamente de agua y seguir hasta América sin ser vistos. Pero Baskerville le convence asegurándole que sus hombres tomarían Las Palmas en 4 horas. Más tarde, el mismo Baskerville se retractaba y pedía al menos 4 días. Pero ya habían perdido más de 40 hombres y 4 barcazas. Algunos buques, además, habían sufrido serios daños. Drake y Hawkins desoyeron la nueva propuesta de Baskerville salieron de Las Palmas hacia otro lugar donde recogen agua. Pero ya han sido descubiertos y son seguidos a caballo por toda la costa. Cuando desembarcan en un lugar despoblado, son apresados y les obligan a confesar. Los españoles ya están al corriente del plan de los ingleses.

La flota española disponía ahora de los más modernos barcos y envió enseguida una flotilla de cinco fragatas, ligeras y maniobrables. La escuadra inglesa llegó al mar Caribe en noviembre de 1595 y al mismo tiempo llegaba la flotilla española y justo a la altura de la isla Guadalupe ya avistaron la retaguardia de la flota de Drake. No había tiempo que perder. Las fragatas españolas pronto capturaron un buque ingles y su capitán fue hecho prisionero. El capitán fue obligado a confesar los planes exactos de los Drake, y a partir de aquí todo fue de mal en peor para los ingleses. El 22 de noviembre los buque ingleses fondeaban en el puerto de Puerto Rico a la espera del momento adecuado para atacar. No se dieron cuenta que, desde el fuerte, se habían adelantado unas baterías que, en el momento en que los buques quedaron parados abrieron fuego contra ellos. Una bala entro en el barco haciendo graves destrozos y acabando con la vida del capitán, varios oficiales y el propio Hawkins, que estaban cenando. Drake llegó a Panamá, pero allí ya habían sido avisados de su presencia y no consiguieron ni siquiera víveres. Se adentraron en la selva y allí fueron atacados por todas partes. El cansancio, el hambre y las enfermedades comenzaron a hacer mella y Francis Drake pierde la vida. Los demás vuelven a los barcos e intentan jugárselo todo en una última batalla donde son derrotados. Solo 8 barcos consiguieron volver a Inglaterra. La flota de indias que Drake quería capturar llegó sin contratiempos a Sanlúcar de Barrameda, llevando un cargamento de veinte millones de pesos. Isabel se tiraba de los pelos, porque a su edad, ya no estaba para subirse por las paredes.

Poco después Inglaterra solicitaba un tratado de paz con España que se firmó en Londres el 28 de agosto de 1604. ¿Qué estaría pensando Felipe en aquellos momentos? Probablemente muchas cosas a la vez, pero no sería aventurado poner en su mente el siguiente pensamiento: ¡Ay Isabel, si te hubieras casado conmigo cuando te lo pedí! En estos momentos no serías una solterona amargada, sino la reina de un gran imperio.

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