La armada invencible 1. Donde nunca se pone el sol

La Armada Invencible navegando frente a Cornualles
Nicholas Hilliard
La historia siempre ha sido objeto de manipulaciones por parte de aquellos que la escribieron o la mandaron escribir. Nada nuevo vamos a descubrir si decimos que los paĆ­ses ganadores de una guerra exageraban sus hazaƱas para engrandecer su naciĆ³n o que los perdedores nunca reconocĆ­an completamente las derrotas sufridas, o las manipulaban, disfrazaban o justificaban de alguna manera que no significara una vergĆ¼enza o humillaciĆ³n. En la actualidad se intenta contrastar siempre las crĆ³nicas de una y otra parte y se intentan buscar pruebas documentales de las Ć©pocas a estudiar antes de dar por buena una versiĆ³n. Pero si ha habido un periodo de la historia manipulado o distorsionado con saƱa por parte de los perdedores ha sido el de la guerra anglo-espaƱola de 1585-1604 y en especial el episodio de la fallida invasiĆ³n de Inglaterra donde supuestamente la Armada EspaƱola sufriĆ³ una humillante derrota en las costas britĆ”nicas, algo totalmente falso.

Lo peor de este episodio no es que los britĆ”nicos falsearan los hechos, sino que aquĆ­, en EspaƱa, se dieran y se dan aĆŗn hoy en dĆ­a por buenas las versiones de los que, ni ganaron aquella batalla, ni ganaron la guerra. Pero es que incluso, a pesar de que en la actualidad estĆ” saliendo a la luz con bastantes detalles lo que verdaderamente ocurriĆ³, se sigue pensando que aquello fue un verdadero desastre, cuando en realidad fue un mero “percance;” o se sigue diciendo que a partir de aquello la armada espaƱola perdiĆ³ todo su poderĆ­o o que el Imperio EspaƱol comenzĆ³ su declive. Lo de percance se ha entrecomillado por una razĆ³n: en una guerra de aquellas dimensiones y en aquella Ć©poca, perder una mĆ­nima parte de la flota o una tercera parte de los hombres no suponĆ­a ningĆŗn desastre, aunque el numero de barcos hundidos fueran 30 y el nĆŗmero de hombres fallecidos fueran 10.000. Sin embargo, los barcos no eran baratos y 10.000 muertos son demasiados en aquella Ć©poca y en todas. Lo que ocurre en esta ocasiĆ³n es que, si con el mismo numero de bajas y barcos perdidos EspaƱa hubiera obtenido una victoria, la perspectiva de este hecho histĆ³rico serĆ­a muy diferente.

Armada Invencible es el nombre dado por los ingleses a la flota espaƱola. Esto no debe confundirnos, pues no se debe a la admiraciĆ³n que tenĆ­an sobre nuestra armada; todo lo contrario, se trata de un mote en plan coƱa o recochineo, pues segĆŗn ellos vencieron a la “invencible.” Y hoy dĆ­a, al menos, ya van reconociendo que no vencieron a la Grande y FelicĆ­sima Armada, que era como verdaderamente se llamaba, y que fue un combate que quedĆ³ en tablas; realmente, ni siquiera hubo un verdadero combate. Los documentos y pruebas asĆ­ lo demuestran y no se puede seguir mintiendo ni distorsionando lo evidente. Pero, ¿quĆ© fue lo que realmente ocurriĆ³? Primero habrĆ­a que situarse en el tiempo y saber quĆ© ocurrĆ­a en el mundo y por quĆ© EspaƱa quiso invadir Inglaterra.

EspaƱa era un gran imperio que abarcaba desde America hasta Filipinas. El imperio donde nunca se pone el sol. Los reyes CatĆ³licos recogieron los frutos de la mejor polĆ­tica llevada a cabo en la penĆ­nsula IbĆ©rica hasta la fecha, y despuĆ©s de financiar la expediciĆ³n mĆ”s grande de la historia, el oro llegado del nuevo mundo inundaba las arcas espaƱolas. Sus sucesores heredarĆ­an el imperio mĆ”s grande del mundo. Inglaterra no solo sentĆ­a celos, sino miedo, del poderĆ­o espaƱol. Porque este imperio ya se situaba frente a sus costas desde el momento en que las tierras de lo que hoy son los PaĆ­ses Bajos, BĆ©lgica y parte de Francia pasaron a formar parte de EspaƱa, herencia que nos llegĆ³ por parte de la casa de los Austrias, ya que en aquella Ć©poca se heredaba un paĆ­s de la misma forma que hoy se hereda una parcela.

Inglaterra entonces comenzĆ³ una campaƱa de acoso y derribo lanzando, por una parte, corsarios que abordaban y robaban el oro que transportaban los barcos espaƱoles desde AmĆ©rica; y por otra, financiando y enviando a los PaĆ­ses Bajos conspiradores para que estas provincias se rebelaran contra EspaƱa y declararan su independencia. Carlos I decidiĆ³ entonces poner en prĆ”ctica algo muy habitual, casar a su vĆ”stago con una inglesa para estrechar lazos y limar asperezas. Como su hijo Felipe solo era un prĆ­ncipe, Carlos decidiĆ³ renunciar al reino de NĆ”poles para entregĆ”rselo y convertirlo en rey, ya que su esposa iba a ser nada mĆ”s y nada menos que MarĆ­a I, reina de Inglaterra e Irlanda. Pero unir a ingleses y espaƱoles era como mezclar agua con aceite y hasta la propia naturaleza se revelĆ³ contra aquel matrimonio negĆ”ndole los hijos.

Publicar un comentario

0 Comentarios